La unidad es un imperativo para los cambios
por César Aching Guzmán
Director de PUNTO DE VISTA Y PROPUESTA
La unidad es un imperativo de los pueblos. Nadie que se precie de nacionalista, progresista o de izquierda tiene el derecho de sabotear este objetivo; quien busque impedir la unidad de los ciudadanos es simplemente un cipay@ rentad@ de los poderes fácticos.
Las formas que utilizan para dividir a los pueblos se canalizan a través de un exacerbado personalismo; como por ejemplo: desechan someterse al veredicto de las bases, se consideran candidatos naturales; poseen una “argolla” de convenidos que los respalda y en donde se integran tanto los dirigentes “históricos” como algunos “nuevos” de las organizaciones políticas de izquierda; todos juegan al toma y daca, es decir, ubicarse a priori y asegurar a sus allegados en los futuros puestos públicos nacionales, regionales o locales; esto mismo sucede con muchos dirigentes gremiales (con honrosas excepciones) que a su vez son dirigentes de organizaciones políticas de izquierda. Algunos de estos dirigentes actúan por ignorancia y otros por puro oportunismo; pero los “candidatos” operan cumpliendo órdenes que les llega directo del Departamento de Estado o la Unión Europea con financiamiento a través de ONGs; también hay otros “candidatos” que tienen marcados intereses en la cuna del imperialismo norteamericano y lo defienden con falsas disquisiciones teóricas, como el crear imperios, para encubrir al enemigo fundamental.
Hoy la humanidad a través de la unidad de naciones en sus diversas expresiones como: los BRICS, UNASUR, MERCOSUR, CELAC, EL ALBA, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Unión Económica Euroasiática (UEEA) en vigor desde el 1/1/2015 hace esfuerzos denodados para sacudirse del modelo económico-político-social y cultural llamado capitalismo[1] madre del imperialismo, de la globalización financiera parasitaria y del neoliberalismo. Sin embargo, organismos internacionales como la ONU, OEA, OMC, CIDH, BM y FMI, son cómplices por acción u omisión; justificando y amparando descaradamente la labor de expoliación, depredación y especulación financiera de los banqueros y corporaciones imperialistas; permitiendo las guerras de invasión, terrorismo y piratería por parte de EE.UU., la UE, Israel y la OTAN en contra de estados soberanos.
En el caso peruano y en los países donde se aplica el neoliberalismo (que reduce la acción del Estado a lo elemental, privatizando todo, incluso la educación y la salud) debe darse un cambio. Es necesario que el pueblo de verdad llegue al gobierno para construir poder popular, sustentado en una democracia participativa, que permita también imponer un modelo económico participativo; y, con ambos construir una cultura de la sustentabilidad.
En esta perspectiva, acaba de salir la interesante convocatoria: “Arequipa. Congreso Nacional por la Unidad y una Nueva Constitución” para los días 24/25 de enero de este nuevo año (al cual trataremos de asistir como Medio Alternativo) a llevarse a cabo en la ciudad de Arequipa. Según lo expresan, esta convocatoria surge ante: “La falta de coherencia entre el proyecto que simbolizaron y las políticas aplicadas durante sus gobiernos (se refieren a Fujimori-Toledo/ Kuczynski-García-Humala/Nadine), signados por la corrupción, el enriquecimiento ilícito y la traición soterrada…”.
Importante evento que plantea construir la unidad sobre la base de principios y un programa de acción, es decir, lo opuesto a la cacareada unidad de cúpulas que plantean este objetivo siempre y cuando el candidato natural y los históricos vayan a la cabeza, obviando cualquier escrutinio de las bases; este modus operandi es juntamente la antípoda de la unidad; esta forma de actuar es rechazada mayoritariamente por el pueblo peruano, demostrada en las últimas elecciones regionales y municipales.
[1] Capitalismo, imperialismo, globalización y neoliberalismo
Escrito por
Difusor del pensamiento crítico y ferviente defensor de la unidad de los pueblos respetando su diversidad. PADE-ESAN.
Publicado en
La política como servicio y no como instrumento para la corrupción.